¿Por qué debemos consumir responsablemente y entender que “reciclar” debería ser nuestra última opción?

No nos malinterpreten. Reciclar, o más bien, separar en la fuente, cuando se trata de hogares y empresas que producen residuos (es decir, todos) es uno de los ejercicios más básicos e importantes en términos de compromiso ambiental. Entregar los residuos aprovechables limpios y secos a recicladoras y recicladores de oficio, debería convertirse en algo tan mecánico como cerrar la llave al lavarse los dientes o apagar las luces de los lugares que no estamos usando en casas y oficinas. 

Mientras tengamos que comprar y consumir, produciremos residuos. Sin embargo, debemos ser conscientes que, en el mundo, sólo el 17% de todos los residuos que se producen, son realmente reciclados. Es decir, que vuelven a integrar un ciclo de producción como materia prima. El resto, se va para rellenos sanitarios, hornos incineradores y peor aún, botaderos a cielo abierto, ríos y mares. Y este no es, como solemos pensarlo, un problema únicamente de América Latina o África. EEUU, Europa y China, tienen problemas muy complejos con los residuos electrónicos e incluso con el mismo reciclaje del plástico. Tanto que, en Ghana, país de África occidental, hay un barrio que es considerado un cementerio de residuos electrónicos. También existe una isla inmensa de plástico en el océano Pacífico, del tamaño de Alemania, Francia y España juntas.  Es decir, el problema de las basuras y el aprovechamiento de residuos, ya nos sobrepasa como civilización. No hay tierra que aguante y no hay tecnología aún que pueda revertir la cantidad de cosas que compramos y desechamos sin pensar a dónde van a ir a parar. 

Es por eso que Latin Latas propone ir dando pasos en varios sentidos, tener estrategias paralelas, como individuos, como familias, hogares y comunidades. Empecemos por consumir responsablemente. Un término que se utiliza mucho, pero que a la final carece de sentido si no le damos un contenido válido en nuestra cotidianidad. Es una realidad que no podemos dejar de consumir de un día para otro. Por esa razón, nuestra propuesta para estrenarnos en el consumo responsable es iniciar preguntándonos acerca de todo. ¿Qué es lo que consumimos? ¿De dónde vienen nuestros alimentos? ¿Qué es lo que utilizamos para el aseo de nuestro cuerpo y nuestra casa? ¿Qué pasa de verdad con los recipientes y cosas que desechamos? ¿Es realmente necesario pedir bolsitas cada vez que compro un huevo o aceptar que me den una papaya cortada y empacada en icopor y vinylpel? 

Hacernos preguntas responsables sobre nuestro consumo, es un gran primer paso de una serie de cambios que debemos dar cada vez más rápido como individuos, familias, hogares, comunidades. Sabemos que gran parte de la responsabilidad no es de los ciudadanos y ciudadanas del común y que grandes empresas y gobiernos, son quienes tienen el poder y capacidad de decisión para las grandes transformaciones. Pero no podemos esperar a que se den esos cambios para cambiar nosotros. 

Seguir apoyando el trabajo de las y los recicladores de oficio es otro gran paso, en el caso de ciudades Latinoamericanas. Así reciclar sea finalmente la última opción de una cadena de acciones que hay que tomar, su labor es indispensable para el equilibrio ambiental y sanitario de nuestras colapsadas ciudades. Reconocerlos, apoyarlos, visibilizarlos y entender que sin ellos, nuestros rellenos sanitarios habrían sobrepasado su capacidad hace tiempo, es clave para que su trabajo sea valorado por nuestras sociedades. El 01 de marzo pasado conmemoramos su día, en una marcha que cada año es organizada por ellas y ellos. Conocer esa fecha, difundirla, saber por qué existe y sobre todo, entregarles nuestro material aprovechable, contribuye también al consumo responsable y a este tema del que cada día escuchamos más y sobre todo sentimos más:  el cambio climático. ¡Ojo! El material aprovechable no es cualquier cosa que no esté sucia. Hay muchos materiales que las y los recicladores no recogen, porque no tienen salida. Es decir, nadie se los compra o se los compran a un precio muy bajo. Establecer un diálogo humano con quienes se hacen cargo de nuestros residuos es muy importante. Esto será objeto de nuestro siguiente artículo. 

En conclusión, es importante tener en cuenta que hacer los cambios necesarios y profundos en nuestra cotidianidad requiere un esfuerzo conjunto. No se trata solamente, de no botar basura a la calle o por las carreteras hacia potreros y bosques. Incluso no es cuestión únicamente de apagar las luces y cerrar las llaves. Aunque también. Pero es hora de empezar a cuestionar profundamente nuestros hábitos de consumo cotidianos. Entender cuál es la importancia de la labor de personas que son a veces invisibles a nuestros ojos.  Exigir más compromiso por parte de nuestros gobernantes y empresas. Nuestro consumo tiene todo que ver con el cambio climático, que ya está aquí y el tiempo para actuar es ya. 

Si quieres conocer más sobre:

Cementerio electrónico en Ghana

Isla de basura en el océano pacífico

Día Internacional de los recicladores y recicladoras de oficio

 

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